Un nuevo caso de abuso de poder sacude a la alcaldía Álvaro Obregón en la Ciudad de México. Un funcionario de esta demarcación, bajo el mando de Morena, ha sido exhibido por desviar programas sociales para favorecer la campaña de su hermano, quien aspira a convertirse en ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Según la investigación, el servidor público utilizó recursos destinados a la población vulnerable para impulsar la imagen y los intereses políticos de su familiar. Este acto de nepotismo descarado pone en evidencia cómo los programas sociales, que deberían beneficiar a los ciudadanos, terminan siendo moneda de cambio para las ambiciones de unos pocos.
La alcaldía, encabezada por Javier López Casarín de Morena, queda una vez más en el ojo del huracán. Lejos de garantizar transparencia, parece que el clientelismo y los favores familiares son la norma en esta administración, mientras los habitantes de Álvaro Obregón ven cómo se juega con sus necesidades.
El candidato a ministro, beneficiado por estas maniobras, aún no ha dado declaraciones al respecto. Sin embargo, este escándalo pone en duda su integridad y la de quienes lo rodean, justo cuando busca un puesto en uno de los órganos más importantes del país.
La revelación de estos hechos ha generado indignación entre los vecinos de la alcaldía, quienes exigen respuestas claras y sanciones ejemplares. Mientras tanto, la sombra de la corrupción sigue creciendo en un gobierno que prometió acabar con ella, pero que parece incapaz de controlar a sus propios funcionarios.