Cientos de marinos que fueron transferidos a la Guardia Nacional están en el limbo tras ser dados de baja sin previo aviso. Según sus testimonios, el pasado 3 de abril fueron trasladados desde Ciudad Mier, Tamaulipas, hasta la Primera Zona Naval en Ciudad Madero, pero al llegar, la Secretaría de Marina (Semar) les negó la reincorporación.
El problema comenzó cuando se negaron a firmar su integración definitiva a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que ahora controla la Guardia Nacional. Alegan que no se les informó claramente sobre las condiciones de este cambio y que, al rechazar el traspaso, fueron abandonados a su suerte sin apoyo ni respuestas.
Uno de los afectados relató que, tras ser llevados a Ciudad Madero, les indicaron que no podían regresar a la Semar porque ya no pertenecían a esa institución. Sin embargo, tampoco tienen un lugar en la Sedena, dejándolos sin empleo ni claridad sobre su futuro laboral.
La situación expone una grave descoordinación entre las instituciones de seguridad del gobierno federal. Los marinos denuncian que no han recibido sueldos ni prestaciones desde que comenzó este conflicto, lo que agrava su incertidumbre.
Este caso pone en evidencia los problemas de gestión dentro de la Guardia Nacional, una fuerza creada por el actual gobierno que prometía ser la solución a la inseguridad. En lugar de eso, parece sumida en el caos administrativo y la indiferencia hacia sus propios elementos.
La falta de acción por parte de las autoridades ha generado indignación entre los afectados, quienes exigen una solución inmediata. Mientras tanto, la violencia en el país no da tregua, y la promesa de una seguridad efectiva sigue lejos de cumplirse.