La violencia en México no da tregua: la Fiscalía del Estado de México capturó a Omar N, alias Pancho Loco, señalado como el cerebro detrás del brutal asesinato del exdiputado Francisco Rojas Cano. El crimen, ocurrido el 30 de enero en las oficinas del IFREM en Cuautitlán, vuelve a exponer la fragilidad de la seguridad en el país.
Pancho Loco, también conocido como El Chocorrol o El Riendas, lidera una célula criminal que opera en el Valle de México. Las autoridades lo acusan de orquestar extorsiones, robos y homicidios, sembrando terror en la región. Su detención se logró tras un operativo de inteligencia, pero el daño ya está hecho.
El exdiputado Rojas Cano fue ejecutado a sangre fría mientras realizaba un trámite. Testigos aseguran que el atacante llegó en una motocicleta, disparó y huyó sin que nadie lo detuviera. La escena, captada por cámaras de vigilancia, evidencia la impunidad que reina en las calles.
La Fiscalía reveló que Pancho Loco usaba identidades falsas para evadir a la justicia. Su grupo delictivo no solo estaría detrás de este asesinato, sino también del ataque a policías en Tlalnepantla en 2021. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá la inacción del gobierno?
La captura de este líder criminal no borra el historial de violencia que acecha a Cuautitlán. En 2018, el padre de Rojas Cano, también político, fue asesinado sin que se resolviera el caso. La historia se repite y las autoridades parecen incapaces de frenar la ola de sangre.
Mientras tanto, Brayan Omar N, hijo del detenido, fue arrestado por extorsión, aunque no participó en el homicidio. La red de crimen sigue extendiendo sus tentáculos, y la ciudadanía paga el precio de un sistema de seguridad colapsado.