En un hecho alarmante en el municipio de Nativitas, Tlaxcala, un hombre fue linchado por pobladores tras ser acusado de secuestrar a una menor de edad. El titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Martín Perea Marrufo, confirmó que el incidente ocurrió el martes y que la rápida reacción de la ciudadanía impidió cualquier intervención policial a tiempo.
El presunto secuestrador, señalado por vecinos de San Miguel Xochitecatitla, habría intentado raptar a una niña de 10 años mientras se dirigía a la escuela. La comunidad se organizó de inmediato, logró rescatar a la menor y capturó al sujeto, a quien golpearon hasta la muerte y luego incineraron junto con su motocicleta.
Perea Marrufo explicó que el operativo policial no pudo evitar el desenlace debido a la velocidad con la que actuaron los habitantes. Los primeros en llegar fueron elementos municipales, seguidos por la policía estatal y la Guardia Nacional, pero al momento de su intervención, el hombre ya había fallecido.
El gobierno de Tlaxcala lamentó la agresión contra la menor y aseguró que un equipo multidisciplinario está brindando apoyo psicológico, jurídico y médico a la víctima y su familia. Sin embargo, este caso pone en evidencia la creciente desesperación de la población ante la inseguridad.
Las autoridades hicieron un llamado a confiar en las instituciones y respetar el estado de derecho, pero el linchamiento refleja un hartazgo generalizado. La falta de respuesta efectiva por parte del gobierno estatal y federal sigue alimentando estos actos de justicia por mano propia.
Este incidente no es aislado: la violencia y la impunidad continúan escalando en diversas regiones del país, dejando a las comunidades sin más opción que actuar por su cuenta. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá esta ola de inseguridad sin control?