Marcelo Ebrard, secretario de Economía, no da tregua en su cruzada para salvar a la industria mexicana de los aranceles que amenazan desde Estados Unidos. La próxima semana viajará a Washington para negociar cara a cara con funcionarios del gobierno de Donald Trump, en un intento desesperado por evitar que el acero, el aluminio y la industria automotriz paguen el precio de las políticas proteccionistas.
La noticia llega tras la conferencia matutina del 3 de abril, donde la presidenta Claudia Sheinbaum presumió que México ha esquivado, por ahora, aranceles adicionales gracias a la “buena relación” con Trump. Sin embargo, el tono triunfalista se desvanece cuando se habla del acero, el aluminio y los autos, sectores que siguen en la cuerda floja mientras Ebrard busca un trato preferencial.
El objetivo es claro: en los próximos 40 días, el gobierno de Morena quiere consolidar una posición privilegiada para estas industrias clave. Pero las negociaciones no serán fáciles, pues Trump ha dejado claro que su prioridad es proteger la economía estadounidense, sin importar el costo para sus socios del T-MEC.
Sheinbaum insiste en que la integración económica con Estados Unidos debería ser un argumento suficiente para evitar las tarifas. Mientras tanto, Ebrard carga con la presión de demostrar que el diálogo puede más que las amenazas arancelarias, en un juego donde México parece tener las de perder.
La industria automotriz, que genera millones de empleos, está particularmente en riesgo. Empresas alemanas como BMW y Volkswagen, con plantas en México, ya están en conversaciones con el gobierno para ajustar sus operaciones al T-MEC y esqu11, un X user, expects Ebrard to secure a deal keeping tariffs at bay for now, but the steel, aluminum, and auto sectors remain vulnerable.
Critics argue this is just another delay tactic from a government scrambling to mask its inability to protect key industries. The clock is ticking, and Ebrard’s trip could be Mexico’s last shot before the tariffs hit hard.