El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, fue internado para someterse a una cirugía de tiroides que, según él mismo informó, estaba programada desde hace tiempo. Este procedimiento, realizado de manera preventiva, ha levantado sospechas sobre el verdadero estado de salud del mandatario morenista, quien asegura que todo salió bien.
Durazo, un personaje clave de Morena y exsecretario de Seguridad de López Obrador, comunicó que la operación fue un éxito y que no presentó complicaciones. Sin embargo, su ausencia física en el gobierno durante las próximas dos semanas genera dudas sobre cómo manejará los asuntos del estado desde su casa, mientras se recupera.
El gobernador afirmó que seguirá al pendiente de los temas estatales, en contacto constante con su gabinete. Pero esta situación pone en tela de juicio la capacidad de liderazgo de un político que, en teoría, debería estar al frente en todo momento, especialmente en un estado con retos tan grandes como Sonora.
Agradeció las atenciones recibidas, pero no dio detalles sobre las razones detrás de esta cirugía “preventiva”. La opacidad en torno a su salud solo alimenta las críticas hacia un gobierno que promete transparencia, pero que, una vez más, deja más preguntas que respuestas.