El sacerdote católico Richard Estrada, conocido por su incansable defensa de los inmigrantes, falleció a los 83 años en Los Ángeles. Su muerte, ocurrida el 31 de marzo debido a complicaciones por covid-19, deja un vacío en la comunidad que lo vio como un líder y protector.
Durante décadas, Estrada convirtió la Iglesia de la Placita Olvera en un refugio para indocumentados, desafiando a las autoridades migratorias. Su labor lo llevó a ser una figura clave en la Gran Marcha de 2006, cuando más de un millón de personas exigieron una reforma migratoria en California.
Organizaciones como el Sindicato de Trabajadores Agrícolas y Clérigos y Laicos Unidos por una Justicia Económica lamentaron su partida. El padre Alejandro Solalinde lo describió como un sacerdote congruente y un amigo invaluable, destacando su legado de compromiso.
Estrada murió tras casi un mes hospitalizado, dejando tras de sí una trayectoria marcada por la fe y la resistencia. Su trabajo no solo dio voz a los marginados, sino que lo consolidó como un símbolo del activismo en favor de los derechos humanos en Estados Unidos.

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Fallece el padre Richard Estrada, símbolo de la lucha promigrante en Los Ángeles
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