En un giro inesperado, el senador Miguel Ángel Yunes Márquez anunció este martes que retira su solicitud para unirse a Morena, el partido en el poder. La decisión llega tras semanas de polémica y rechazo interno, dejando en el aire preguntas sobre la cohesión del movimiento que respalda a Claudia Sheinbaum.
Yunes Márquez, exmilitante del PAN, había intentado formalizar su ingreso a Morena el pasado 18 de febrero, tras apoyar reformas clave como la judicial. Sin embargo, su movida desató una tormenta de críticas, especialmente de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quien lo acusó de no encarnar los valores del partido y hasta señaló supuestos vínculos con actos de corrupción.
En una carta dirigida a Luisa María Alcalde, líder nacional de Morena, el senador explicó que su intención era sumar al proyecto de Sheinbaum, no dividir. Pero, al ver las voces disidentes, optó por dar un paso atrás. Asegura que seguirá en la bancada morenista en el Senado, apoyando a la presidenta, aunque sin ser militante oficial.
La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena también intervino, rechazando su solicitud por incompatibilidad con los estatutos del partido. Argumentaron que Yunes mantiene nexos activos con el PAN, según registros del INE, lo que lo inhabilita para sumarse al movimiento guinda.
Este episodio expone las fisuras internas de Morena, un partido que presume unidad pero que no logra digerir a figuras controvertidas como Yunes. Mientras Nahle y otros militantes celebran el freno, el senador insiste en que su retiro busca evitar más conflictos en un momento crítico para México.
¿Hasta dónde llegará la lucha de poder dentro de Morena? La salida de Yunes Márquez deja claro que no todos son bienvenidos en la “casa” de la 4T, incluso cuando levantan la mano para apoyar a la presidenta. Un tropiezo más para un partido que no termina de consolidar su dominio.