La violencia en el CCH Naucalpan no se detiene. Tras el brutal ataque a un profesor con arma blanca y los incidentes con petardos y disparos, la dirección del plantel ha anunciado medidas desesperadas para intentar frenar la inseguridad que azota a estudiantes y maestros.
Entre las propuestas está la instalación de un arco detector de metales en el acceso principal, una medida que ya había sido prometida por el director Keshava Quintanar, pero que nunca se cumplió. Ahora, tras la presión de la comunidad, también se plantea aumentar la vigilancia interna y revisar los protocolos de seguridad.
Padres de familia y trabajadores denuncian que la situación es insostenible. Piden el cierre de comercios cercanos que venden alcohol a menores y cámaras frente al Colegio de Bachilleres 5, donde los porros se organizan antes de atacar. Sin embargo, estas acciones siguen en el aire.
El Consejo Técnico de la UNAM, junto con expertos en seguridad, evalúa las instalaciones esta semana. Mientras tanto, las clases presenciales están suspendidas hasta que se garantice un entorno seguro, algo que muchos dudan que ocurra pronto.
La pregunta sigue siendo la misma: ¿hasta cuándo seguirán los estudiantes y profesores en riesgo? La falta de acción concreta del gobierno municipal y estatal solo agrava esta crisis que parece no tener fin.

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CCH Naucalpan publica propuestas de seguridad tras ataque a profesor
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