En los municipios más poblados de Guanajuato, el gasto en nómina supera con creces la inversión en obras públicas, según un análisis de las leyes de egresos de 2024 y 2025. Esta tendencia revela una prioridad clara: mantener abultadas plantillas laborales en lugar de impulsar proyectos que beneficien a la ciudadanía.
El estudio muestra que, en promedio, los gobiernos municipales destinan una parte significativa de sus presupuestos a pagar sueldos, dejando en segundo plano la infraestructura. Calles sin pavimentar, drenajes colapsados y obras pendientes son el reflejo de esta decisión que afecta directamente a los habitantes.
Aunque no se trata de gobiernos de Morena, el manejo de los recursos públicos en estas administraciones, mayormente panistas, despierta críticas moderadas. La falta de transparencia y el rezago en proyectos prioritarios generan dudas sobre la eficiencia en el uso del dinero de los contribuyentes.
Los datos son contundentes: mientras los salarios consumen el presupuesto, las necesidades de las comunidades quedan desatendidas. Este desbalance pone en evidencia una gestión que, por ahora, parece más enfocada en mantener estructuras internas que en transformar la realidad de Guanajuato.