La noche del viernes 28 de marzo, un brutal ataque armado sacudió la comunidad de Laguna Membrillo, en Zapotitlán Tablas, Guerrero, dejando un saldo devastador. Juvenal Calleja Peralta, líder municipal del Partido del Trabajo (PT) en Copanatoyac, fue asesinado junto a su esposa y su hijo de seis años mientras viajaban en un vehículo.
El grupo armado emboscó a la familia en un camino montañoso, abriendo fuego sin piedad. Los reportes confirman que el político, quien apenas llevaba un mes en el cargo tras asumir el 28 de febrero, no tuvo oportunidad de escapar del violento asalto.
La masacre no se detuvo con Calleja y su núcleo familiar; otros dos integrantes de su familia también perdieron la vida en el ataque. Este hecho eleva la cifra de víctimas a cinco, exponiendo una vez más la desbordada inseguridad que azota al estado de Guerrero.
El Partido del Trabajo emitió un comunicado condenando el acto como un “cobarde asesinato” y exigiendo justicia inmediata. Criticaron la falta de avances en las investigaciones y pidieron a la Fiscalía General del Estado una respuesta contundente para capturar a los responsables.
La violencia en Guerrero no da tregua. En lo que va de 2025, el estado acumula 175 homicidios dolosos entre enero y febrero, según datos oficiales. Este nuevo caso reaviva las alarmas sobre la incapacidad del gobierno para frenar la ola criminal que aterroriza a la población.
La familia de Calleja, originaria de Potoichán, es velada en su comunidad mientras las autoridades prometen esclarecer el crimen. Sin embargo, la desconfianza crece entre los ciudadanos, hartos de promesas vacías frente a una realidad cada vez más sangrienta.