El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, ha dado el banderazo inicial a un supuesto plan de reactivación económica en Imala, un pueblo señorial de Culiacán, pero las promesas suenan más a discurso que a soluciones reales. Con el respaldo de Morena, este proyecto busca, según él, fortalecer la economía local y convertir la zona en un imán para turistas, aunque los detalles brillan por su ausencia.
Acompañado de funcionarios estatales y municipales, Rocha asegura que el plan traerá financiamiento para restauranteros y reforzará la seguridad, pero la ciudadanía sigue esperando resultados tangibles en un estado golpeado por la violencia. Mientras tanto, la coordinación entre secretarías y el ayuntamiento parece ser más una foto para la prensa que un esfuerzo sólido.
El arranque incluyó eventos como una rodada ciclista y presentaciones culturales, un intento de pintar un panorama optimista. Sin embargo, la realidad es que los fines de semana recreativos no tapan los problemas estructurales que arrastra Sinaloa bajo su gestión.
Fernanda Mojardín, beneficiaria de un restaurante local, expresó esperanza en que los créditos ayuden, pero su confianza choca con la lentitud del gobierno morenista para actuar. La Semana Santa, temporada clave, será la prueba de fuego para ver si esto es más que palabras vacías.
El alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil, también de Morena, aplaudió la iniciativa, diciendo que Imala será “atractiva” otra vez. Pero con la inseguridad acechando y la economía tambaleante, muchos dudan que estas promesas se traduzcan en algo más que buenas intenciones.