El Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que reclama la legitimidad democrática en Myanmar, ha declarado una tregua de dos semanas en las zonas devastadas por un terremoto de magnitud 7.7. Este anuncio llega tras un desastre que ha dejado al menos 1,644 muertos y miles de heridos, según los últimos reportes oficiales.
La medida busca facilitar las labores de rescate y asistencia humanitaria en regiones como Sagaing, Mandalay, Bago, Naipyidó y el sur del estado Shan, todas severamente afectadas por el sismo ocurrido el viernes. El NUG ha indicado que el cese de hostilidades es unilateral, aunque mantendrán acciones defensivas si la junta militar, que gobierna el país desde el golpe de 2021, lanza ataques.
El terremoto, con epicentro cerca de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, ha agravado una crisis humanitaria ya crítica. Más de 3 millones de personas desplazadas por el conflicto armado y la pobreza extrema enfrentan ahora la pérdida de viviendas e infraestructura básica, mientras la cifra de víctimas sigue en aumento.
A pesar de la tregua, el NUG denunció que las fuerzas militares continuaron con bombardeos en áreas rebeldes, como el norte de Kayin y el sur de Shan, incluso después del sismo. Esto ha generado críticas internacionales y peticiones urgentes de ayuda para las comunidades afectadas.
Organizaciones como la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja ya están movilizando recursos. La ONU destinó 5 millones de dólares para apoyar las labores humanitarias, mientras se espera que la comunidad internacional responda al llamado de asistencia en un país golpeado por la guerra civil y desastres naturales recurrentes.

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Las fuerzas prodemocráticas anuncian una tregua en Myanmar por el devastador sismo
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