La ciudad fronteriza de Tijuana se tambalea tras la decisión de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a autos no fabricados en Estados Unidos a partir del 2 de abril. Líderes empresariales locales, encabezados por Alejandro Jaramillo Osuna de Canacintra, calificaron la medida como una “imposición” que golpeará duramente al sector automotriz mexicano.
El desconcierto reina entre los empresarios, quienes señalan que el gobierno de Claudia Sheinbaum no fue consultado ni informado. A pesar del caos, mantienen la esperanza de que México logre un “trato preferencial” por sus estrechos lazos económicos con su vecino del norte, especialmente en la producción de autopartes.
Jaramillo destacó que las autopartes, vitales para el empleo en México, cruzan la frontera varias veces durante su fabricación. Por ello, se negocia que estas queden exentas o enfrenten un arancel menor, un respiro que podría llegar hasta mayo si las conversaciones avanzan.
La preocupación crece en Tijuana, un pilar de la industria automotriz y electrónica. Si México no obtiene ventajas sobre países como Corea del Sur o Brasil, el impacto económico podría ser devastador, advierten los líderes.
El gobierno federal, bajo el mando de Sheinbaum, parece rezagado en la defensa de los intereses nacionales. Mientras, los empresarios piden cautela, pero el tiempo apremia ante una medida que amenaza con desestabilizar la economía de la frontera.

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Tijuana espera trato preferencial en aranceles por lazos con EE.UU. ante decisión de Trump
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