Un devastador terremoto de magnitud 7.7 golpeó el noroeste de Myanmar este viernes, dejando tras de sí una estela de destrucción y muerte. El epicentro se registró a 16 kilómetros de la ciudad de Sagaing, cerca de Mandalay, la segunda urbe más grande del país, donde los daños han sido catastróficos.
El temblor, ocurrido a las 12:50 hora local, se sintió con fuerza no solo en Myanmar, sino también en Tailandia y el suroeste de China. En Bangkok, a mil kilómetros del epicentro, un rascacielos en construcción colapsó, dejando al menos tres muertos y decenas de obreros atrapados bajo los escombros.
Las autoridades de Myanmar reportan que el número de víctimas podría ascender a cientos, aunque las cifras oficiales aún son preliminares. La televisión estatal birmana informó de más de 700 heridos solo en el país, mientras los hospitales, como el de Mandalay, están desbordados y sin capacidad para recibir más pacientes.
La junta militar que gobierna Myanmar declaró el estado de emergencia en seis regiones, incluyendo la capital, Naipyidó, y Mandalay. Sin embargo, la ayuda internacional podría tardar en llegar debido al aislamiento impuesto por el régimen tras el golpe de Estado de 2021.
En Tailandia, el sismo provocó escenas de pánico. Videos muestran edificios oscilando y piscinas en azoteas desbordándose, mientras los equipos de rescate trabajan contrarreloj para salvar a los atrapados en Bangkok.
Este terremoto, uno de los más fuertes en la región en décadas, recuerda la vulnerabilidad del sudeste asiático ante los desastres naturales. Las réplicas, incluida una de magnitud 6.4, mantienen en alerta a la población.
La magnitud del desastre aún es incierta, pero expertos advierten que las pérdidas humanas y materiales podrían ser comparables a eventos sísmicos de gran impacto en el pasado, como el de Turquía en 2023.