Un devastador terremoto de magnitud 7.7 sacudió el centro-norte de Myanmar este viernes, dejando un saldo preliminar de al menos 200 muertos y más de 700 heridos, según reportes de la junta militar que gobierna el país.
El epicentro se ubicó a 17 kilómetros de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, donde se reportaron graves daños en edificios, carreteras y puentes, complicando las labores de rescate y atención a las víctimas.
La junta militar birmana decretó el estado de emergencia en seis regiones afectadas: Sagaing, Mandalay, Magway, Shan, Naipyidó y Bago, ante la magnitud de la tragedia que ha puesto en jaque la infraestructura del país.
En un gesto poco común, las autoridades han solicitado ayuda internacional para enfrentar la crisis, mientras equipos de emergencia trabajan entre los escombros buscando sobrevivientes y evaluando el alcance total del desastre.
El sismo también se sintió con fuerza en Tailandia, donde un edificio en construcción colapsó en Bangkok, dejando al menos tres muertos y decenas de atrapados, lo que llevó a declarar la capital como zona de emergencia.
Organismos como la ONU y la Cruz Roja ya han anunciado apoyo humanitario, destacando la urgencia de atender a millones de personas en riesgo en una región marcada por conflictos y precariedad.