Según reportes del New York Times, SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk, está en camino de asegurar miles de millones de dólares en nuevos contratos federales gracias al respaldo del gobierno de Estados Unidos.
Mientras Musk lidera iniciativas que incluyen el despido de miles de empleados y el cierre de agencias gubernamentales, con el aval del presidente Donald Trump, su compañía se posiciona estratégicamente para beneficiarse de políticas que favorecen a proveedores espaciales comerciales.
El Departamento de Defensa ve en los cohetes de SpaceX una solución innovadora para transportar carga militar de manera rápida a nivel global, lo que podría traducirse en jugosos acuerdos para la empresa.
Por su parte, la NASA, influenciada por la presión de Musk, está enfocándose más en su programa de Marte, abriendo la puerta a contratos que permitirían a SpaceX llevar a los primeros humanos al planeta rojo.
Este impulso coincide con las políticas de la administración Trump, que priorizan la contratación de empresas privadas en sectores como comunicaciones y fabricación de satélites, áreas donde SpaceX ya domina.
Musk, quien ha donado casi 300 millones de dólares a la campaña de Trump, parece consolidarse como un aliado clave, mientras su empresa aprovecha las oportunidades que estas decisiones políticas generan.