Un nuevo caso sacude a Morena: autoridades federales descubrieron un centro clandestino de distribución de combustible en Ensenada, Baja California, y el predio pertenece nada menos que al exsenador morenista Gerardo Novelo Osuna. El hallazgo pone en la mira a uno de los fundadores del partido en la región.
El operativo, llevado a cabo por el Ejército, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República, reveló una toma ilegal conectada a ductos de Pemex. En el lugar se encontraron mangueras, válvulas y contenedores con cientos de litros de diésel robado, evidenciando una operación bien montada.
Novelo Osuna, rápido para deslindarse, afirmó que el terreno estaba arrendado a un tal Luis Francisco Rodríguez Orozco, alias “Gussy”. Según él, no tiene nada que ver con el delito, pero las autoridades no han comprado del todo su versión y ya investigan a fondo.
La noticia cae como balde de agua fría en un partido que presume combatir la corrupción, mientras sus propios exmiembros se ven envueltos en actos que contradicen ese discurso. El “huachicoleo” sigue siendo un dolor de cabeza para México, y este caso destapa otra cloaca.
¿Hasta dónde llegarán las pesquisas? Por ahora, el exsenador está en el ojo del huracán, y Morena enfrenta un nuevo golpe a su credibilidad. La investigación sigue abierta, y las respuestas no tardarán en salir a la luz.