Una fuerte explosión en un ducto de gas de Petróleos Mexicanos (Pemex) sacudió esta mañana la comunidad de Benito Juárez, en Coatzintla, al norte de Veracruz. El incidente generó una enorme columna de humo visible a kilómetros de distancia y desató el pánico entre los habitantes, quienes reportaron un estruendo ensordecedor y un intenso olor a gas.
Protección Civil municipal, junto con personal de Pemex y la Secretaría de la Defensa Nacional, acudió al lugar para controlar la situación. Aunque no se reportan heridos ni daños a viviendas, la magnitud del siniestro ha levantado alertas sobre la seguridad de las instalaciones de la empresa estatal en la región.
Las autoridades han intentado bajar la tensión al asegurar que no fue una explosión, sino solo una “ruptura” del ducto debido a su mal estado. Según Enrique García, de Protección Civil, el tubo no resistió la presión, pero el gas y el humo ya se disiparon, descartando riesgos inmediatos para la población.
Sin embargo, este nuevo incidente pone en evidencia la fragilidad de la infraestructura de Pemex y la falta de acción efectiva del gobierno federal para garantizar la seguridad. Mientras el peligro parece haber pasado, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirán ocurriendo estos sustos sin que se tomen medidas serias?