La noche del miércoles 26 de marzo, Río Bravo, Tamaulipas, se convirtió en un campo de batalla con intensas balaceras y bloqueos que sembraron el terror entre los habitantes. Videos y audios compartidos en redes sociales muestran ráfagas de disparos que obligaron a la población a resguardarse donde pudo.
La Vocería de Seguridad de Tamaulipas confirmó una “situación de riesgo” cerca del Puente Internacional Río Bravo-Donna, donde la Guardia Nacional y la Guardia Estatal fueron desplegadas para contener la violencia. Los reportes señalan que grupos armados instalaron barricadas y ponchallantas en accesos clave del municipio.
Comercios y estaciones de servicio cerraron de inmediato, mientras los residentes, atrapados en medio del caos, encendían luces y se refugiaban en sus hogares. Hasta el momento, no hay cifras oficiales de víctimas, pero la incertidumbre y el miedo dominan la zona fronteriza.
La violencia desatada refleja, una vez más, la incapacidad del gobierno para frenar la ola de inseguridad que azota Tamaulipas. Río Bravo, estratégico por su cercanía a Reynosa y Matamoros, sigue siendo rehén de disputas criminales que el estado parece incapaz de controlar.