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Ramírez Cuéllar propone iniciativa para quitar el fuero a legisladores y gobernadores: Ivonne Ortega lo califica como parte de la caricatura de este gobierno

La hipocresía en Morena no tiene límites: el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar presentó una iniciativa para eliminar el fuero a legisladores y gobernadores, apenas un día después de votar para proteger a su compañero Cuauhtémoc Blanco de un desafuero. La propuesta, que busca reformar la Constitución, suena a burla tras el respaldo descarado a un acusado de delitos graves.
El vicecoordinador de Morena en la Cámara de Diputados asegura que su plan fortalecerá la “inmunidad parlamentaria” mientras elimina privilegios. Sin embargo, el timing es sospechoso: Ramírez Cuéllar votó el martes para mantener el fuero de Blanco, acusado de tentativa de violación, y el miércoles ya estaba en tribuna con su iniciativa “revolucionaria”.
La exdiputada Ivonne Ortega no se quedó callada y arremetió contra esta farsa, señalando que es “parte de la caricatura de este gobierno”. Según ella, Morena sigue jugando a la simulación, prometiendo cambios mientras protege a los suyos con maniobras descaradas.
Ramírez Cuéllar insiste en que su reforma acabará con la impunidad de legisladores y gobernadores, pero las acciones de su partido cuentan otra historia. La votación para salvar a Blanco, con 291 votos a favor, deja claro que la prioridad es el blindaje político, no la justicia.
La iniciativa propone modificar los artículos 61, 108, 110 y 111 de la Constitución, pero el doble discurso de Morena la convierte en papel mojado. Mientras piden eliminar el fuero, sus diputados lo usan como escudo para proteger a figuras cuestionadas como Blanco.
Ortega y otros críticos ven en esto una estrategia más del oficialismo para lavar su imagen sin tocar sus intereses. La “Cuarta Transformación” sigue tropezando con sus propias contradicciones, y esta propuesta parece más un show que un cambio real.
El contraste entre las palabras de Ramírez Cuéllar y los hechos de Morena es imposible de ignorar. La ciudadanía observa cómo el partido en el poder predica igualdad ante la ley, pero en la práctica defiende privilegios para sus aliados.

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