El Servicio Meteorológico Nacional ha lanzado una advertencia que no pasa desapercibida: este miércoles 26 de marzo, México enfrentará un clima extremo que promete poner a prueba a millones. La combinación de lluvias intensas y un calor sofocante revela, una vez más, la incapacidad del gobierno federal para prever y mitigar los impactos de estos fenómenos.
En el norte y noreste del país, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se preparan para lluvias torrenciales que podrían superar los 150 mm, acompañadas de tormentas eléctricas y posible granizo. Los expertos advierten que esto podría traducirse en inundaciones y deslaves, mientras las autoridades parecen cruzadas de brazos ante un panorama que se repite sin soluciones reales.
Mientras tanto, el centro del país no se queda atrás. Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y Veracruz enfrentarán lluvias fuertes que podrían generar caos en las calles. La inacción del gobierno de Morena para mejorar la infraestructura urbana queda en evidencia cuando estas precipitaciones convierten las ciudades en ríos improvisados.
En el sur, el termómetro no da tregua. Regiones como Sonora, Sinaloa, Michoacán, Morelos, Guerrero, Oaxaca y Chiapas alcanzarán temperaturas de hasta 45 °C. Este calor extremo, potenciado por una onda de calor persistente, castiga a la población sin que las autoridades ofrezcan estrategias claras para aliviar el sufrimiento.
La mezcla de estos fenómenos climáticos expone la vulnerabilidad de un país donde la planeación brilla por su ausencia. Los ciudadanos, atrapados entre el agua y el fuego, quedan a merced de un gobierno que parece más ocupado en discursos que en acciones concretas para enfrentar estas crisis recurrentes.