En un giro que sacude la política mexicana, la Cámara de Diputados votó a favor de proteger a Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, frente a una solicitud de desafuero que lo señalaba por presunta violencia contra una mujer. Con 291 votos a favor, Morena y sus aliados lograron imponerse, dejando en claro quién manda en el juego del poder.
La sesión fue un espectáculo de lealtades partidistas: Morena, el PRI y el PVEM cerraron filas para declarar “notoriamente improcedente” la acusación. Mientras tanto, 158 legisladores se opusieron y 12 optaron por la abstención, en un debate que expuso las fracturas políticas del país.
Blanco, una figura controvertida desde su salto del fútbol a la política, queda blindado por su partido. Las críticas no se hicieron esperar: opositores acusan a Morena de encubrir a los suyos, sin importar las pruebas o las víctimas. La alianza con el PRI, en particular, levantó cejas y alimentó teorías de pactos oscuros.
Este caso pone otra vez en el reflector la impunidad que rodea a los gobernadores de Morena. Para muchos, es una señal más de que el partido antepone sus intereses a la justicia, mientras el fuero sigue siendo un escudo intocable.