La violencia y la impunidad en México vuelven a quedar en evidencia con la detención de Rey “N”, un ex policía municipal de Iguala, Guerrero, acusado de estar involucrado en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014. Este caso, que lleva más de una década sin resolverse, sigue siendo una herida abierta para el país.
La captura ocurrió en la colonia Plan de Iguala, tras un operativo conjunto de la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y otras fuerzas federales. Rey “N”, de 50 años, enfrenta cargos por delincuencia organizada y desaparición forzada, delitos que lo vinculan directamente con uno de los episodios más oscuros de la historia reciente.
Según las investigaciones, este sujeto formaba parte del grupo criminal “Los Bélicos”, asociado al cártel Guerreros Unidos, y habría jugado un rol clave la noche del 26 de septiembre de 2014. Se le señala por haber custodiado, a bordo de una patrulla, una camioneta usada en el traslado de los normalistas desaparecidos.
La detención pone de nuevo el foco en la colusión entre autoridades y el crimen organizado, un problema que el gobierno federal no ha logrado frenar. Mientras las familias de los 43 siguen exigiendo justicia, este arresto resalta la lentitud y las fallas en un sistema que parece incapaz de dar respuestas.
A más de 10 años de los hechos, la pregunta sigue en el aire: ¿dónde están los estudiantes? Cada nuevo implicado detenido revive la indignación por la falta de acción efectiva de las autoridades, dejando claro que la inseguridad sigue siendo una deuda pendiente en México.