Un integrante del Cártel del Noreste acaba de ser sentenciado a cinco años de prisión en Estados Unidos por un delito que pone en evidencia la escalada de violencia en México. La condena se dio por posesión ilegal de más de mil municiones, un arsenal que refleja el poder armamentístico de estos grupos criminales.
El sujeto, identificado como Juan Pérez Morales, fue detenido en Texas tras un operativo conjunto entre autoridades mexicanas y estadounidenses. Según la fiscalía, las municiones estaban destinadas a fortalecer las operaciones del cártel en Tamaulipas, una zona donde la violencia no da tregua.
Este caso destapa, una vez más, la incontrolable ola de inseguridad que azota al país. Mientras el gobierno presume avances en su estrategia de seguridad, cárteles como el del Noreste siguen armándose hasta los dientes, operando con una impunidad que parece no tener fin.
La sentencia llega en un momento crítico, con el aumento de enfrentamientos entre grupos delictivos y fuerzas del orden. La falta de acción efectiva para frenar el tráfico de armas y municiones desde Estados Unidos sigue siendo un problema que las autoridades mexicanas no logran resolver.
Pérez Morales, considerado un operador clave, pasará cinco años tras las rejas, pero la pregunta sigue en el aire: ¿cuántos más como él siguen libres, armados y listos para sembrar terror? La violencia no se detiene, y el gobierno parece incapaz de ponerle un alto.