En un caso que parece sacado de una película, un iPad hallado en las orillas del río Támesis en Londres se convirtió en la clave para resolver un crimen que llevaba seis años sin respuestas. El dispositivo, encontrado en noviembre pasado por un policía con un detector de metales cerca del O2 Arena, permitió a las autoridades británicas desentrañar una compleja trama de intento de asesinato.
La investigación se centró en el ataque a Paul Allen, un conocido ladrón británico que pasó 18 años en prisión por un robo millonario. Los responsables, identificados como Louis Ahearne, Stewart Ahearne y Daniel Kelly, planearon eliminarlo en 2019. El iPad reveló pruebas cruciales: registros de llamadas entre los implicados, datos de GPS que los ubicaban en la casa de la víctima y compras de teléfonos desechables en Amazon y eBay.
El dispositivo también conectó a los acusados con otro delito: el robo de un valioso jarrón chino del siglo XIV en un museo de Suiza. Tras cumplir condena en ese país y ser extraditados al Reino Unido, los tres fueron declarados culpables este lunes en el tribunal de Old Bailey. La sentencia se conocerá el 25 de abril.
Este hallazgo demuestra cómo un objeto cotidiano, perdido en el lodo del Támesis, puede convertirse en el eslabón perdido de una investigación internacional. La policía destacó que, sin el iPad, el caso pudo haber quedado sin resolver, dejando en la sombra un crimen que cruzó fronteras y décadas.

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Un iPad encontrado en el Támesis ayuda a resolver un crimen en Londres
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