Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, desató una tormenta política al arremeter contra Manlio Fabio Beltrones durante una gira en Sonora. En un discurso cargado de acusaciones, señaló al exgobernador sonorense de tener nexos con el crimen organizado y de estar vinculado al asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994, un caso que sigue marcando la historia del partido.
El dirigente no se guardó nada y reprochó que el PRI tuvo que pagar una multa de 150 millones de pesos por la Operación Safiro, un supuesto desvío de recursos durante la gestión de Beltrones. Según Moreno, este episodio financiero dejó una herida profunda en las finanzas del partido, afectando a la militancia que confía en su liderazgo.
Con un tono firme, Moreno también mencionó el caso de Andorra, donde se señala a Beltrones por presuntas cuentas millonarias. “Yo no tengo esos señalamientos, él sí”, afirmó, marcando distancia y presentándose como una figura libre de las sombras que, según él, persiguen al senador priista.
La confrontación se dio en un evento con militantes en Hermosillo, donde Moreno aprovechó para defender su gestión y criticar a quienes, desde dentro del partido, cuestionan su dirección. “Son una bola de cínicos, el partido les dio todo”, lanzó, dejando claro que no tolerará ataques internos mientras busca fortalecer al PRI de cara a las elecciones de 2027.
Este choque entre dos pesos pesados del tricolor evidencia las fracturas internas que aún persisten. Moreno insistió en que su prioridad es unir al partido y formar alianzas con la oposición para enfrentar a Morena, pero las acusaciones contra Beltrones podrían avivar aún más las tensiones entre las corrientes priistas.
El líder del PRI cerró su discurso llamando a la militancia a trabajar en equipo, aunque el eco de sus palabras contra Beltrones sigue resonando. La pregunta ahora es si este enfrentamiento fortalecerá su liderazgo o abrirá más grietas en un partido que lucha por recuperar relevancia en el panorama político mexicano.