La justicia ha puesto los ojos en José Gregorio Lastra Hermida, alias “El Lastra”, un nombre que resuena en el oscuro mundo del crimen organizado. Este sujeto, identificado como el encargado del rancho Izaguirre, fue procesado por portación de un arma exclusiva del Ejército y delitos contra la salud. La Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) lo tiene en la mira, y no es para menos.
El rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, se ha convertido en un símbolo del terror. Autoridades lo señalan como un campo de adiestramiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde “El Lastra” reclutaba y entrenaba a personas para engrosar las filas criminales. Su detención en la Ciudad de México destapa una red de violencia que parece no tener fin.
Junto a él cayó Abril “R”, una mujer vinculada a delitos contra la salud por comercio de drogas. Ambos enfrentan prisión preventiva oficiosa y ya fueron trasladados a penales de máxima seguridad: él al Altiplano y ella al Centro Federal número 16 en Morelos. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) no ha dudado en exponer su implicación.
Omar García Harfuch, titular de la SSPC, soltó una bomba: “El Lastra” no solo entrenaba, sino que torturaba y asesinaba a quienes se resistían. Jóvenes engañados con falsas promesas de trabajo terminaban en un infierno del que pocos escapaban. Este caso pone en jaque la estrategia de seguridad del gobierno federal.
La violencia no da tregua. Mientras el CJNG extiende sus tentáculos, el rancho Izaguirre se suma a la lista de lugares donde la impunidad reinaba. La detención de este exmilitar devenido en criminal es apenas un paso, pero la pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirá creciendo esta pesadilla?

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Procesan a “El Lastra”, encargado del rancho Izaguirre, por portación de arma y delitos contra la salud
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