La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito, conocida como Jufed, ha levantado la voz con una advertencia escalofriante: el crimen organizado podría infiltrarse en el Poder Judicial de México tras las elecciones del 1 de junio. Su directora, Juana Fuentes Velázquez, no se anda con rodeos y llevará este temor directamente al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En una gira por Ginebra, Suiza, Fuentes Velázquez busca encender las alarmas internacionales. Según ella, la reforma judicial impulsada por Morena es una bomba de tiempo que amenaza la independencia de los jueces. Afirma que, en un país donde el crimen organizado gana terreno, elegir jueces por voto popular es abrirle la puerta a la mafia.
La Jufed no se queda en palabras vacías: denuncia que el gobierno de México y la mayoría de Morena en el Congreso han ignorado resoluciones judiciales que frenan esta reforma. Para ellos, esto no es solo un desacato, es un ataque directo al orden legal y a la democracia misma.
Fuentes Velázquez insiste en que no se trata solo de los jueces, sino de la seguridad y la libertad de millones de mexicanos. Acusa al gobierno de concentrar poder y desmantelar los contrapesos que sostienen el Estado de derecho, dejando al país vulnerable ante fuerzas oscuras.
En sus reuniones con la relatora de la ONU, Margaret Satterthwaite, y otros organismos, la jueza expondrá cómo esta reforma podría ser el golpe final a un sistema ya tambaleante. La crisis de derechos humanos, con casos como los campos de desapariciones, solo agrava el panorama.
La Jufed pinta un futuro sombrío: un Poder Judicial infiltrado por criminales, donde la justicia se doblega ante el mejor postor. Su mensaje a la comunidad internacional es claro: México está al borde del abismo y necesita ayuda urgente para no caer.