La decisión de Donald Trump de ordenar al Departamento del Tesoro que detenga la producción de monedas de un centavo está generando revuelo. Anunciada el 10 de febrero en redes sociales, esta medida busca reducir costos, ya que fabricar cada centavo cuesta casi cuatro centavos al gobierno estadounidense.
Sin embargo, el impacto va más allá de las finanzas públicas. Un mundo poco conocido, el de los souvenirs para niños, podría verse afectado. Empresas como Penny Press Machine Co., que estampan diseños de personajes como Paw Patrol o las Tortugas Ninja en centavos, dependen de estas monedas para sus máquinas.
Brian Peters, gerente de la compañía en Minnesota, explica que los centavos de cobre anteriores a 1982 son los más codiciados por su maleabilidad. Sin nuevos centavos, este negocio de nicho enfrenta un futuro incierto, dejando a coleccionistas y artesanos en vilo.
Aunque la Casa de Moneda no ha confirmado cambios inmediatos en sus plantas de Denver y Filadelfia, la propuesta ya despierta nostalgia. Para muchos, estas monedas son más que un simple medio de pago; son parte de recuerdos infantiles y tradiciones.
Los defensores del centavo argumentan que sigue siendo útil en la economía cotidiana, pese a su bajo valor. En un mundo cada vez más digital, su desaparición podría marcar el fin de una era tangible que aún resuena en ferias y malls.
Por otro lado, críticos del plan señalan que el comercio electrónico y los miles de millones de centavos en circulación minimizan el impacto a largo plazo. Sea como sea, la decisión de Trump pone en jaque a un pequeño pero querido rincón de la cultura estadounidense.

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Trump podría acabar con curiosos souvenirs para niños al dejar de fabricar monedas de un centavo
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