El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó su postura inflexible en la guerra arancelaria que ha desatado con varios países. Desde el Despacho Oval, junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, el mandatario aseguró que no dará marcha atrás en su estrategia comercial.
Trump defendió los aumentos de aranceles aplicados principalmente a China, así como al acero y aluminio provenientes de diversas naciones. Según él, estas medidas son necesarias porque Estados Unidos ha sido “estafado durante años” en el comercio internacional.
Los aranceles del 25% al acero y aluminio importados comenzaron a aplicarse el pasado 12 de marzo. Estos gravámenes afectan especialmente a países como Canadá, Brasil, México, Corea del Sur, Vietnam, Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China, dependiendo del material.
Además, el presidente otorgó una prórroga hasta el 2 de abril para los aranceles del 25% a productos de Canadá y México cubiertos por el T-MEC. Esta pausa busca dar un respiro a las negociaciones con sus socios comerciales en América del Norte.
La política arancelaria de Trump ha generado tensiones con aliados y competidores económicos. Países como Canadá y México han advertido sobre posibles represalias que podrían impactar el comercio regional.
Analistas señalan que esta estrategia podría aumentar los costos de productos en Estados Unidos. Desde acero hasta bienes de consumo, los precios podrían reflejarse en el bolsillo de los ciudadanos estadounidenses.
A pesar de las críticas, Trump insiste en que los aranceles fortalecerán la economía interna. Su postura busca proteger la industria nacional, aunque el panorama global sigue siendo incierto ante esta guerra comercial.

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Trump no cederá en absoluto en la guerra arancelaria
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