La presidenta Claudia Sheinbaum dio el banderazo inicial a la construcción del tren México-Pachuca desde Tizayuca, Hidalgo, en un evento cargado de promesas y reflectores. Aseguró que esta obra, que conectará la Ciudad de México con el estado vecino, será una de las joyas de su gobierno, pero las dudas sobre su viabilidad ya empiezan a sonar fuerte.
El proyecto, con un costo inicial de 44 mil 367 millones de pesos, será ejecutado por la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Infraestructura. Sheinbaum presume que reducirá el trayecto entre el AIFA y Pachuca a solo 25 minutos, pero los antecedentes de obras faraónicas del obradorismo, como el Tren Maya, invitan al escepticismo.
Con estaciones confirmadas en Temascalapa y Tizayuca, el tren promete beneficiar a 100 mil personas diariamente. Sin embargo, la fecha de entrega para el primer trimestre de 2027 suena más a un sueño optimista que a una certeza, considerando los retrasos habituales en este tipo de megaproyectos.
La presidenta no escatimó en halagos hacia los ingenieros militares, pero omitió detalles clave sobre cómo se financiará sin que el presupuesto se dispare. Mientras tanto, el pueblo de Hidalgo escucha otra gran promesa que, como tantas, podría quedar en el aire o convertirse en un nuevo elefante blanco.