El papa Francisco dejó este domingo el Policlínico Gemelli de Roma, donde estuvo internado 38 días por una severa infección respiratoria que lo llevó a una neumonía bilateral. Su salida marcó el fin de una larga recuperación que mantuvo en vilo a los fieles.
Antes de partir, el pontífice se asomó a una ventana del hospital para saludar a la multitud reunida. Con voz débil, pero con visible emoción, agradeció el apoyo recibido durante su hospitalización, destacando a una mujer con flores amarillas entre la gente.
Tras su breve aparición, Francisco abandonó el centro médico en un pequeño automóvil, rumbo al Vaticano. Sin embargo, sorprendió al desviarse hacia la basílica de Santa María la Mayor, un lugar de devoción personal, antes de llegar a su residencia en Casa Santa Marta.
En el Ángelus difundido por escrito, el papa expresó su tristeza por los bombardeos en Gaza y pidió un alto al fuego definitivo. También celebró el acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, mostrando su interés por la situación internacional pese a su estado de salud.
A sus 88 años, el líder de la Iglesia Católica enfrentó dos crisis graves durante su internación, según sus médicos. Ahora, inicia un periodo de reposo que lo mantendrá alejado de actividades públicas por al menos dos meses.