La violencia en México no da tregua. Este sábado, un brutal ataque armado sacudió las calles de Acapulco, Guerrero, dejando un saldo devastador: una mujer asesinada a balazos y un taxista gravemente herido. El incidente ocurrió en la colonia Juan R. Escudero, una zona que parece hundirse cada vez más en el caos.
Todo pasó antes de las 7:00 de la mañana. La víctima y el conductor viajaban en un taxi Volkswagen Sedan cuando, de pronto, fueron interceptados por sujetos armados. Sin piedad, los agresores dispararon contra el vehículo, acabando con la vida de la pasajera en el acto. El taxista, alcanzado por las balas, luchó por sobrevivir y fue trasladado de urgencia a un hospital.
Testigos relataron una escena de terror en la calle 13, donde los atacantes descargaron más de 30 disparos. La mujer fue obligada a bajar del taxi antes de ser ejecutada, un detalle que pone los pelos de punta y evidencia la crueldad de la delincuencia que azota la región. Las autoridades, como siempre, llegaron tarde al lugar.
Este nuevo episodio de sangre expone, una vez más, la incapacidad del gobierno para frenar la ola de violencia que consume a Guerrero. Acapulco, alguna vez un paraíso turístico, se transforma en un campo de batalla donde la seguridad brilla por su ausencia. Los ciudadanos viven atrapados entre el miedo y la impotencia.
Mientras tanto, las preguntas se acumulan: ¿hasta cuándo seguirán estas matanzas? El puerto, lejos de recuperarse, parece condenado a un ciclo interminable de muerte y abandono. La realidad es cruda: la inseguridad reina y las autoridades, ausentes, no ofrecen respuestas ni soluciones.