El sector turístico de Quintana Roo está buscando alternativas ante la falta de personal capacitado, y los migrantes deportados desde Estados Unidos podrían ser la respuesta. Con la temporada alta de Semana Santa y el “spring break” en marcha, la demanda de trabajadores que dominen el inglés se ha disparado en destinos como Cancún y la Riviera Maya.
Jesús Almaguer, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, destacó que los deportados representan una oportunidad única. Muchos de ellos cuentan con experiencia en servicios y atención al cliente, además de hablar inglés, un requisito clave en esta industria que mueve más de 150 mil habitaciones en el Caribe mexicano.
La escasez de talento es un problema real: entre el 30% y el 40% de los puestos en la Riviera Maya están vacantes, según Dolores López Lira, presidenta del Grupo Lomas. Esto ha obligado a los hoteles a recortar horarios en restaurantes y ajustar turnos, afectando la calidad del servicio.
En las primeras ocho semanas de la administración de Donald Trump, México recibió a 24,413 deportados, incluyendo 4,567 extranjeros. Para integrarlos, el gobierno federal lanzó el programa “México te abraza”, que busca conectar sus habilidades con las necesidades laborales del país.
La gobernadora Mara Lezama resaltó que Quintana Roo mantiene una tasa de empleo del 97.4%, por encima del promedio nacional. Sin embargo, el crecimiento turístico sigue exigiendo más mano de obra calificada, y los empresarios ven en los retornados una solución práctica y efectiva.

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Turismo en Quintana Roo ve en deportados de EU una solución a la escasez de trabajadores calificados
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