En el marco del Día Mundial del Agua, comunidades indígenas y activistas tomaron las calles de la Ciudad de México para exigir soluciones ante la crisis hídrica que azota la capital. La protesta, liderada por el Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios, se concentró frente a la Secretaría del Agua para visibilizar un problema que amenaza su subsistencia.
Desde San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, Jorge Páez, un chinampero local, denunció cómo la sequía pone en riesgo su oficio y el ecosistema. Recordó que las aguas cristalinas donde antes nadaban ajolotes y peces ahora son un recuerdo lejano, sustituidas por contaminación y escasez que afectan el comercio y la vida diaria.
Rubén Ramírez, autoridad de Santa Úrsula Coapa, advirtió con megáfono en mano que la capital podría enfrentar una crisis hídrica generalizada en sus 16 alcaldías si no se actúa pronto. Su llamado fue claro: la sociedad debe unirse para frenar esta amenaza antes de que se vuelva irreversible.
Los manifestantes también señalaron a los grandes proyectos inmobiliarios como culpables de agravar la desigualdad en el acceso al agua. Criticaron la falta de transparencia de las autoridades, que se niegan a revelar quiénes son los mayores consumidores del recurso en la ciudad.
Alejandro Velázquez, del Frente Anáhuac, acusó a la Secretaría del Agua de favorecer a privados, dejando a comunidades vulnerables sin un suministro justo. La protesta subrayó la urgencia de democratizar el acceso al agua en una metrópoli marcada por la urbanización descontrolada y el cambio climático.

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Pueblos originarios de CDMX protestan y alertan sobre la sequía y la distribución desigual del agua
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