La violencia en el Estado de México no da tregua. Autoridades detuvieron a cuatro presuntos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), acusados del brutal asesinato del primer regidor de Ocuilan, Alejo Cedillo, y del secretario técnico, Luis López Zedillo. El ataque ocurrió el pasado 20 de marzo frente al Palacio Municipal, dejando un claro mensaje de terror.
Entre los detenidos hay un menor de edad, lo que pone en evidencia cómo los cárteles reclutan incluso a jóvenes para sus crímenes. La Secretaría de Seguridad del Estado de México informó que les confiscaron tres motocicletas, una camioneta y chalecos tácticos, herramientas de su sanguinaria operación. Todo apunta a que el CJNG busca controlar la zona a base de plomo.
El operativo se llevó a cabo en la comunidad de Tlecuilco, tras un despliegue policial que no dejó espacio a la impunidad. Sin embargo, la captura no borra la realidad: la inseguridad sigue creciendo y las autoridades parecen rebasadas. Los ciudadanos de Ocuilan viven con miedo, atrapados entre el fuego cruzado de los criminales y la aparente indiferencia del gobierno.
Estos hechos solo confirman lo que muchos temen: los cárteles operan con descaro mientras las promesas de paz se desvanecen. La sangre de los funcionarios asesinados es un recordatorio de que la estrategia de seguridad sigue fallando, dejando a la población a merced de la delincuencia organizada.